sábado, 16 de febrero de 2008

Análisis del artículo Sexualidad y maternidad: ¿Derecho de la mujeres con discapacidad?, por Damaris Solano Murillo para El Portavoz, Año 1, No. 7

Como seres humanos, todos son capaces de formar prejuicios y de juzgar con base en esos prejuicios. Inclusivo, cada persona ha experimentado en algún momento discriminación basada en el grupo social, económico, de género, por nombrar unos.

Dentro de la comunidad de Personas con Discapacidad, social y culturalmente discriminados por su condición física o intelectual, también existe prejuicios contra ciertos sub-grupos. El artículo de Solano subraya la discriminación sexual y la reproductiva que confrontan las mujeres con discapacidad.

En diferencia del derecho a la educación, al empleo o al transporte, el derecho de ser madre, de disfrutar de relaciones sexuales o de tener una pareja para una mujer con discapacidad presenta una “realidad” formada por tabús, mitos y misconcepciones. No es capaz de cuidar bebes, de sentir sensaciones eróticas, de ser atractiva. Sin embargo, como dice Solano, estos hechos son absurdos y además peligrosos para el bienestar de ellas.

El resultado de tal misinformación demuestra una falta de educación y de capacitación tanto para los y las profesionales que interactúan diariamente con Personas con Discapacidad como para un grupo significativo de mujeres que, a pesar de su condición física o intelectual, tienen sentimientos y deseos que no están siendo reconocidos, protagonizando una situación de invisibilización preocupante.

Sin escuchar la voz de mujeres con discapacidad, decisiones son tomadas y vidas son cambiadas antes de que alguien piense en consultar a la persona si está de acuerdo. También el acceso a información sobre temas como el abuso sexual, las enfermedades de transmisión sexual y servicios de ginecología y obstetricia quedan muchas veces obsoletos y olvidados.

Estereotipos como estos son demasiado comunes dentro de nuestra sociedad donde el poder domina. En la jerarquía del poder, los sin dinero, sin estatus social o sin el uso del cien porciento de su cuerpo (aunque quien puede decir que gocen de eso) están forzados hacia los rincones olvidados de la sociedad. Por esta injusticia, las mujeres con discapacidad forman parte de un grupo bastante vulnerable al abuso y negligencia de sus derecho fundamentales.

Primordialmente, para que esta situación mejore, es necesario que la persona entera sea reconocida y respetada como un ser compleja, holística y con un conjunto de derechos que protegen su integridad. Como sujetos de derechos humanos, las mujeres con discapacidad enfrentan límites de acceso, de reconocimiento, de autonomía y de realización de su proyecto de vida. Este artículo representa una de las muchas voces que han sufrido por diversas formas de discriminación hacia Personas con Discapacidad.

También muestra que aun dentro de la Población con Discapacidad, existen prejuicios y hasta una jerarquización de derechos, enfatizando unos mientras que otros todavía tienen un largo camino por recorrer. Se han logrado muchos avances en el campo de los derechos humanos de la mujer en las últimas décadas y con dedicación y determinación, seguirán superando retos y cumpliendo metas.

Jennifer Beckmeyer-Quirós

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